BALANCE HIDRICO EN LA CUENCA DEL SALAR DE PIPANACO, PROVINCIAS DE CATAMARCA Y LA RIOJA

Zarantonello, A.(1), Mamani, M.(2)

(1) CRICYT, Mendoza, Argentina. (2) Universidad Nacional de La Rioja

RESUMEN

La cuenca hidrogeológica del Salar de Pipanaco está situada en su casi totalidad en la Provincia de Catamarca. Constituye un ejemplo de cuenca endorreica en la que el accionar de un río tangencial a la misma -el Colorado- le confiere un carácter más complejo. Esta cuenca corresponde al dominio de las sierras pampeanas, reactivadas en la Orogenia Andina.

Tanto la zona deprimida como la de las sierras con sus divisorias de aguas tienen una orientación predominante norte-sur. Su recarga hídrica proviene de la precipitación en las sierras que la rodean. Los cauces, por lo general temporarios, escurren su caudal hacia el salar. La descarga es esencialmente por evapotranspiración en la zona que gravita el Salar de Pipanaco definiendo hasta aquí su carácter endorreico.

El río Colorado, de régimen estival, proviene del oeste y llega a tocar el extremo sur del Salar de Pipanaco para luego alejarse del mismo con un rumbo sur. Este río aporta caudal al Salar de Pipanaco siendo también la única vía de descarga por escurrimiento de la cuenca. Para entender el funcionamiento de este río, en conjunción con el Salar de Pipanaco, se llevó a cabo un modelo matemático tridimensional, que representó la parte de la cuenca hidrogeológica donde predomina la acumulación.

En este modelo se representaron: el aporte por escurrimiento a la cuenca, la evapotranspiración y la precipitación. Los coeficientes del terreno se distribuyeron en dos capas.

El modelo se hizo correr bajo un régimen de flujo transitorio, lo suficientemente largo como para aproximarlo a un régimen estacionario. En los resultados, la descarga por escurrimiento resultó muy baja, poniendo de relieve al Salar de Pipanaco como dispositivo captador de importantes caudales. Sólo en casos de crecientes habría una continuidad del río Colorado y con una importante pérdida de su caudal en la zona del salar.

ABSTRACT

The drainage basin of Pipanaco is located the southwestern extreme of the province of Catamarca, Argentina. Is a north-south oriented valley system product of tectonic activity in the Tertiary with a very arid climate.

Recharge comes from precipitation in the mountain ranges. Then, streams -mostly temporary- pour their content into the bajadas and then transmited to its base level. In the base level, water is dischaged by evaporation, completing the water cycle of a typical closed basin. In the other hand the Colorado river, coming from the southwest, touches the base level basin discharging some water. From there, the Colorado river represents the discharge of the entire basin of Pipanaco.

In order to understand the interaction of the Basin of Pipanaco and the Colorado river, a tridimentional mathematic model was proposed. The model was restricted to the area of the basin depositation. All weather parameters and river discharges were introduced, some of them estimated. Two layers were definied including all the basin features. Here, all hydraulic parameters were estimated according to the assumed logical grain distribution.

Results indicated a high evapotranspiration in the the basin, enough to cut the continuity of the average discharge of the Colorado river. Actually the Colorado river discharges its content as floods, showing in short periods, flow continuity. However, the basin still takes a very large amount of water and no discharge from the basin is seen.

I. INTRODUCCION

La cuenca hidrogeológica del Salar de Pipanaco se encuentra casi en su totalidad en la Provincia de Catamarca, salvo una franja del borde sudoeste que pertenece a la Provincia de La Rioja. Esta cuenca cubre un área aproximada de 17200 Km2. Los cordones montañosos que la delimitan tienen una orientación nornoreste-sudsudoeste con alturas que pueden superar los 4000msnm. Las cotas decrecen hacia el nivel de base, representado por el Salar de Pipanaco. El Salar de Pipanaco presenta una orientación similar a la de las sierras con alturas oscilan que decrecen hacia el sudsudoeste.

La cuenca se encuentra en el ámbito de las Sierras Pampeanas, con sus bloques reactivados por la Orogenia Andina. Bajo esta tectónica compresiva, proveniente del oeste, algunos bloques se habrían elevado formando cordones mientras que otros se habrían hundido generando depresiones como el nivel de base de la cuenca (Sosic, 1963).

Las rocas más antiguas son metamórficas, típicas de basamento, presentes en las sierras.

Le siguen en sucesión estratigráfica sedimentitas del Terciario Superior, presentes desde el nacimiento de los conos aluviales. Finalmente sedimentitas Pleistocenas-Holocenas a lo largo de la zona de acumulación de la cuenca, con buenos espesores en la zona del Salar de Pipanaco.

En las sierras el clima es relativamente fresco, con precipitaciones que llegarían hasta 600 mm/año (Folquer, 1974), generando cursos que en general se infiltran a la zona de acumulación de la cuenca. En el llano el clima es árido y seco, con precipitaciones de menos de 100 mm/año, caluroso y con una importante evapotranspiración.

En la zona de acumulación de la cuenca, los abanicos aluviales que rodean al salar, se inician con una granulometría gruesa que se afina hacia el salar. Esta variación granulométrica hace que los niveles libres en el inicio de los abanicos sean profundos mientras que aquellos en el salar sean someros. En el salar, el efecto de capilaridad y la eventual presión hidrostática son los factores que movilizan el agua verticalmente hacia la superficie del salar para luego ser evaporada (Sosic, 1963). Resumiendo, esta disposición altitudimétrica de recarga hídrica en las sierras y descarga por evaporación en el Salar de Pipanaco completa el ciclo de cuenca endorreica.

La cuenca del Salar de Pipanaco comparte su borde sudoeste-sudeste con el río Colorado.

Este río proviene del oeste encajonándose en la zona de las Cumbres del Médano. En su curso medio a lo largo de una topografía muy plana, el río genera bañados. Toca el extremo sur del Salar de Pipanaco tomando la orientación del salar hacia el sur. Se encajona finalmente en la Quebrada de Mazán donde su caudal saliente representa parte de la descarga por escurrimiento de la cuenca.

A fin de entender el funcionamiento de la Cuenca del Salar de Pipanaco se hizo un modelo matemático de la cuenca. Para ello se dispuso de la aplicación Processing Modflow for Windows (Chiang y Kinzelbach, 1998), que trabaja con el método de diferencias finitas para simulaciones tridimensionales.

El modelo representó la zona de la cuenca hidrogeológica en la que predomina la acumulación sedimentaria en un área rectangular de 131.7 Km. en sentido norte-sur por 110.7 Km. en sentido este-oeste (Fig. 1). Estuvo compuesta por 3224 celdas casi cuadrangulares, distribuidas en una grilla regular. De ellas, 2071 representaron la zona de estudio (Fig. 4-8).

En el modelo se entraron valores de precipitación (Fernández, 1974), de escurrimiento general de ríos (Folquer, 1973) y de una evapotranspiración aproximada. El diseño del subsuelo involucró dos capas estimadas, de hasta 150 metros bajo el salar. La conductividad hidráulica resultó de un análisis estimativo de observaciones de la topografía e hidrología.

El modelo corrió bajo un régimen de flujo transitorio de 200 años, lo suficientemente largo como para aproximarse a un régimen de flujo estacionario. De esta forma se controló la simulación, corrigiendo inestabilidades a su paso.

El resultado de la simulación mostró que tanto la evapotranspiración generada por el salar como la topografía de la misma -algo deprimida del salar respecto al río Colorado- son factores que se combinan potenciando la descarga de la cuenca por evaporación. Considerando al río Colorado sujeto a un caudal promedio, el efecto del salar interrumpe la continuidad del río.

II. ZONA DE ESTUDIO

Geografía

La cuenca hidrogeológica del Salar de Pipanaco cubre un área total de 17200Km2, está localizada aproximadamente entre los 66º 00’ y 67º 15’ de longitud oeste del meridiano de Greenwich y los 26º 50’ de latitud sur. Corresponde esencialmente a la Provincia de Catamarca salvo una estrecha franja al sudoeste que pertenece a la Provincia de La Rioja (Fig. 1).

La cuenca tiene una forma elongada en sentido nor nornoreste sudsudoeste, rodeada de relieves montañosos. Al oeste está delimitada por la sierra de Ambato, al norte por los nevados del Aconquija, la Sierra de Capillitas, Atajo, Alumbreras, Hualen, todas con alturas que superan los 4000 msnm. En el este, de norte a sur por las sierras de Altohuasi, Fiambalá, Zapata y Vinquis con alturas de hasta 3000 msnm. La zona deprimida de la cuenca o nivel de base está representada por el Salar de Pipanaco con cotas de 740 a 713 msnm.

El clima es árido y seco, con precipitaciones menores de 100 mm/año en el salar mientras que de hasta 600 mm/año en las altas cumbres.

Los ríos que aportan a la cuenca son:

a) Provenientes de las sierras del norte: el Villavil, Andalgalá, Potrero, Choya, de caudales bastante constantes, Amanao y Qa. del Cura de régimen torrencial. El Belén de régimen anual.

b) Provenientes de sierras del oeste: el Quimivil y otros de menor importancia de régimen torrencial.

c) Provenientes de sierras del este: el Joyango, Colpes, San Miguel, Saujil, Rincón, Siján, Mutquin y Pomán entre los más importantes, de régimen torrencial.

d) En el extremo sudoeste de la cuenca está el río Colorado, de régimen estival que en la Qa. de Mazán reuniría la descarga de la cuenca del Salar de Pipanaco.

Geología

Las rocas presentes en las sierras que delimitan la cuenca son metamórficas variadas, de esquistos a granitos migmatíticos del Precámbrico a Paleozoico Inferior. En sucesión estratigráfica hay formaciones del Terciario Superior representadas por Fm Salicas y Fm Las Cumbres y el Antiguo Fanglomerado del Cuaternario. Por último, como representantes del Holoceno están los sedimentos de terrazas fluviales, abanicos aluviales y sedimentos de playa salina y de planicie del río Colorado.

Hay fallas inversas de alto ángulo hacia ambos lados del Salar de Pipanaco que delimitarían tanto bloques elevados como un bloque central hundido; el Salar de Pipanaco (Sosic, 1974).

Hidrogeología

La cuenca recibe su recarga hídrica de precipitaciones de sus bordes elevados. Luego el agua toma cauces por lo general temporarios. Estos cauces descargan su caudal en la zona de acumulación de la cuenca o zona de abanicos coalescentes. Desde allí, el escurrimiento es por lo general subterráneo hasta el nivel de base. En algunos casos, según la intensidad de las lluvias, el escurrimiento superficial puede llegar hasta el nivel de base de la cuenca.

En el nacimiento de los abanicos predominan materiales de granulometría gruesa, generando niveles piezométricos profundos. Como los materiales del abanico se hacen gradualmente más finos hacia el salar, los niveles resultan cada vez más someros. En el salar, el agua es movida hacia arriba por capilaridad, probablemente con asistencia de la presión hidrostática (Sosic, 1963). El agua ascendida al salar está expuesta a ser evaporada en grandes volúmenes ya que la temperatura es allí elevada. Esto completa el ciclo hidrológico de una cuenca endorreica.

El río Colorado constituye un elemento que le da complejidad a la cuenca. Muchos autores lo consideran como el límite sudoeste de la cuenca. Este río aporta caudal a la cuenca y recibiría potencialmente la porción de la descarga por escurrimiento de la misma.

El río proviene del extremo sudoeste de la cuenca, siendo encajonado en las Cumbres del Médano y luego meandroso con un importantes gradiente. Luego se aplana en los Bañados del Salado y es de destacar que al tocar el extremo sur del Salar de Pipanaco, su nivel está levemente por encima que el del salar. A partir de allí toma rumbo sur y en la quebrada de Mazán parte de su caudal involucra potencialmente la descarga por escurrimiento total de la cuenca.

III. METODOLOGIA

Para entender el funcionamiento de la Cuenca del Salar de Pipanaco en conjunción al río Colorado se propuso un modelo matemático. Para el modelo se usó la aplicación Processing Modflow for Windows (Chiang y Kinzelbach, 1998), versión actualizada de Modflow (Mc Donald y Harbaugh, 1988), que trabaja con el método numérico aproximativo de diferencias finitas, representable en tres dimensiones.

La zona de estudio comprendió la parte de la cuenca hidrogeológica en que predomina la acumulación sobre la erosión, incluyendo los abanicos aluviales, depósitos de playa del Salar de Pipanaco y el relleno de cauce del río Colorado (Fig. 1). Estuvo contenida en un área rectangular de 131.7 Km en sentido norte-sur por 110.7 Km en sentido este-oeste, subdividida en una grilla regular, casi cuadrangular, con un total de 3224 celdas, de las que 2071 representaron la zona a modelar (Fig. 4-8).

La zona de estudio estuvo representada por 2 capas, una superior con 50 m de potencia bajo el salar y otra profunda con potencia de 100 m bajo el salar (Fig. 2, 3). A la capa inferior se le dio mayor permeabilidad que a la superior.

Para definir la conductividad hidráulica horizontal (m/d) en cada celda (Fig. 4,5), se estableció (a) La relación directa al tamaño de grano de los sedimentos de los abanicos -a mayor granulometría correspondió mayor conductividad hidráulica- (b) La zona de influencia de cauces importantes retendría, pendiente abajo, valores relativamente altos de permeabilidad. (c) A los terrenos positivos que disrrumpen la pendiente natural se los consideró como afloramientos terciarios, con permeabilidades muy bajas.

La conductividad hidráulica vertical representó la mitad de la conductividad horizontal.

El coeficiente de almacenamiento de la capa superior fue representado por un valor único de 0.25. El de la inferior adoptó un valor único de 0.0001 trabajando en forma tal que al eventual secado de la capa superior tomara el valor de 0.20.

Como el modelo fue llevado a un régimen de flujo cuasi estacionario, los coeficientes de almacenamiento no fueron relevantes. Finalmente en ambas capas se representó un nivel piezométrico inicial arbitrario, igual al de la superficie topográfica menos 6 m. Era de esperar que en el transcurso de la simulación, este nivel se elevara o deprimiera según las características del terreno y variables del modelo.

Para representar las variables que interactúan en el modelo se usaron los siguientes módulos a entrarse por celda:

a) Módulo Well 1. (Fig. 8) Usado para representar la recarga de los ríos a la cuenca. En la recopilación de caudales se usaron datos de Folquer, (1974) con caudales totales de hipocuencas y/o de ríos importantes. Los caudales promedio (m3/d) se distribuyeron en celdas sobre cauces mapeables a escala 1:100000. Estas celdas infieren una infiltración del caudal sobre la zona de del nacimiento del abanico aluvial.

b) Módulo Rch 1. (Fig. 6) Usado para representar la poca pero existente recarga por precipitación en la zona de estudio. Estos datos fueron extraídos de un mapa de isohietas (Fernández, 1974). Sus valores fueron cuantificados en áreas resultantes del promedio de 2 isohietas consecutivas.

c) Módulo Evt 1. (Fig. 7) Usado para representar la importante descarga por evapotranspiración en la zona de estudio. Estos datos fueron estimados como inversos a los de precipitación.

Además se estimó la profundidad de evaporación (o extinción) que aumenta con la temperatura y/o decrece con la altura.

d) Módulo Str 1. (Fig. 8) Usado para representar el río Colorado, que da una recarga a la cuenca.

Este módulo se usa para simular el flujo de agua entre un acuífero y su fuente que es un río.

Se propone un caudal inicial que en su curso variará de acuerdo al tipo de terreno a recorrer y al nivel piezométrico del mismo, generando ya sea un río influente o efluente.

El valor del caudal en el inicio de la zona de estudio resultó del promedio obtenido en los años 1922/1924 en la localidad de Retiro (Folquer, 1974). Son estos:

Estos caudales son esencialmente representativos de crecientes.

El río se representó con 40 celdas con los siguientes parámetros por celda.

(1) Caudal inicial (150 328 m3/d); (2) La cota del nivel de agua inicial: base + 0.30m; (3 ) La conductividad hidráulica del lecho del río: de 0.6 a 2.3 m/d; (4) Cota del río = cota topográfica; (5) Base del lecho del río: 3m; (6) Ancho estimado del río: 2 m; (7) Gradiente del río: de 0.0035 a 0.0028; (8) Coeficiente de Manning/constante: 2956.5 a 2608.7.

Parámetros temporales del modelo

Este modelo se corrió bajo un régimen de flujo transitorio (que genera niveles variables en el tiempo), lo suficientemente largo como para aproximarse a un régimen de flujo estacionario (con niveles de variación cero). Esta disposición se debió a la necesidad de detectar y corregir inestabilidades que interrumpan el desarrollo del modelo y monitorear el tiempo enésimo en el que las variaciones de los niveles fuesen inapreciables. El tiempo total de la simulación fue de 200 años, distribuidos en dos períodos estresantes de 100 años, de idénticas características. Cada período estresante estuvo distribuido en 120 pasos, con un multiplicador de 1.15 generando un crecimiento gradual -para los cálculos de zonas de alta permeabilidad-. Una vez estabilizado el modelo se procedió a la calibración del mismo que involucró modificaciones en la conductividad hidráulica, de reacomodación de celdas representativas de recarga por escurrimiento y en casos, la eliminación de celdas con excesiva discontinuidad de cota.

IV. RESULTADOS DE LA MODELACION

Al cabo de un período temporal de 200 años se observaron los resultados en estaciones de registro: nivel vs. tiempo. Los resultados indicaron siempre una franca estabilización de los niveles, lográndose así estado de cuasi equilibrio de flujo. El mapa piezométrico resultante (Fig. 9) representó los niveles de la capa profunda, ya que la capa superior se secó en las zonas elevadas (del nacimiento de los abanicos aluviales).

Cotejando las curvas isopiezas a los 200 años se observó que hacia el inicio de los abanicos aluviales, los niveles son profundos mientras que en el Salar de Pipanaco son someros y expuestos a la evapotranspiración, tal como fuera de asumir en la realidad.

Balances obtenidos

En este modelo no se incluyó al volúmen almacenado ya que se trata de una simulación que tiende a un régimen de flujo estacionario, con valores de almacenamientos no conocidos.

Recargas:

1) De los ríos: 0.14191E+07 m3/día

2) Por precipitación: 0.40218 E+07 m3/día

3) Por el río Colorado: 1972.7 m3/día

Descargas:

1) Del río Colorado en Mazán: 7612.5 m3/día -Estimado-

2) Por evapotranspiración: 0.55227 E+07 m3/día

3) Hacia el río Colorado: 115.96 m3/día

El caudal saliente por Mazán no pretende aproximarse a un valor particular, sí de un orden de caudal bajo, suficiente como para no afectar los niveles piezométricos de esa zona.

Interpretación del modelo

El modelo respondió al de una cuenca endorreica. En ambas capas se representaron canales permeables hacia el salar y de allí a la estrechura de Mazán, con el propósito de observar algún escurrimiento subterráneo. Sin embargo, el agua fue capturada por el salar. Esto significa que, sin mencionar al río Colorado, no hubo descarga por escurrimiento de la cuenca.

En el modelo se ha especificado el caudal promedio de los ríos, resultante del registro anual. En la realidad este caudal varía anualmente con muchos cauces temporarios.

Técnicamente esto no se pudo representar pero es de asumir que en su escurrir superficial, los cursos generarían una evapotranspiración importante, probablemente mayor a la del modelo.

Se observó que el río Colorado perdió su continuidad en la proximidad al Salar de Pipanaco. Su caudal bajo de un promedio anual, los relieves planos de los bañados próximos al salar y a la leve depresión que se encuentra el salar respecto al río hicieron factible la evaporación de agua previa al salar y su captura final por el salar.

El río Colorado tiene realmente un caudal distribuido en crecientes, de cortos períodos temporales, que técnicamente no pudieron ser representados. Es durante esos cortos períodos que el río sí tiene continuidad en la zona de estudio. Durante esas continuidades de flujo, parte del caudal es capturado y evaporado por el salar y parte llega al estrechamiento de Mazán. Este caudal observado en Mazán no incluiría descarga de la cuenca.

Fuera del ámbito de los ríos mencionados cabe mencionar un caudal proveniente de fuentes termales que provendría del este, de los abanicos del sur de la sierra de Ambato que luego de infiltrarse a profundidades ascenderían en las proximidades de Mazán (Sosic, 1963). Su posible mecanismo no fue incorporado al modelo pero se incluyó una descarga por escurrimiento subterráneo de caudal, bajo en la estrechura de Mazán, tal que su efecto casi no modificara el campo piezométrico calculado. Esta componente representaría la descarga de la cuenca por escurrimiento.

Como las conductividades hidráulicas y la evapotranspiración del modelo debieron ser estimadas, existe la posibilidad de una variante al resultado logrado. Si bien la evapotranspiración puede ser aproximada a la real, su profundidad de extinción podría distar de la usada en el modelo. Ésta, además de depender de la temperatura y humedad, probablemente sea dependiente de la composición específica del terreno.

V. BIBLIOGRAFIA

Kinzelbach Chiang, W. S. y W., 1998. A simualtion System for Modeling Groudwater Flow and Pollution. Scientific Software Group, Washington, DC 20026-3041, U.S.A.

Fernández, A. E..,1974. Evaluación Preliminar del Recurso Hídrico en la Cuenca del Salar de Pipanaco ( Provincia de Catamarca ). Buenos Aires, Instituto Nacional de Ciencias Técnicas Hídricas, Centro de Tecnología del Agua, map., fig. tab. (Publicación Nº 12). Bibliografía: p. 20-21.

Folquer, M., 1974. Estudio Integral de la Cuenca, Comité de Cuencas Hídricas, Río Abaucán -Colorado - Salado. Informe interno del Comité de Cuencas. Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación. p. 1-53, map.

Sosic, M. V. J., 1963. Descripción Geológica de la hoja 14e, Salar de Pipanaco (Provincias Catamarca y La Rioja). Carta Geológico-Económica de la República Argentina, Escala 1:200.000. Buenos Aires, Dirección General de Geología y Minería. p.1-82, ilus. map. graf. (Boletín). Bibliografía: p.64.

Mc Donald, M. G. y Harbaugh, A. W., 1988. A modular three-dimensional finite difference ground water flow model. Techniques of Water-Resources Investigations 06-A1, USGS, 576p.