Peirano, el hombre

No podemos proseguir en esta historia sin dejar de referirnos a quien fuera el personaje principal del relato: don Abel Peirano.

Peirano nació en Buenos Aires el 5 de Junio de 1896 en su casa de calle Bartolomé Mitre 3622. En razón al trabajo de sus padres, Santiago Manuel y María Celina Trabucco,, entre 1898 y 1904 vivió sucesivamente en Adrogué y San Martín hasta que en el mes de octubre de ese año partió a radicarse con su familia en San Miguel de Tucumán.

Ya en esta ciudad inició su educación primaria en la escuela Bartolomé Mitre y en Colegio Charlemagne. En 1910 tentó ingresar a la Escuela Naval Nacional pero fue desechado al encontrársele dificultades visuales. Este motivo lo llevó a continuar sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de Tucumán donde, entre otros profesores, estaba el botánico Miguel Lillo. Fue precisamente éste quien le inculcó amor por las ciencias naturales y le imprimió el ejemplo de vida recatada y austera que conservó a lo largo del tiempo.

Al finalizar su secundario, en 1915, creyó encontrar el camino profesional en el estudio de Farmacia, para lo que hubo de trasladarse a Buenos Aires a cursar la carrera en la Universidad. Allí obtuvo, en 1919, el título de Farmacéutico con las mejores calificaciones, lo que le hizo merecedor del Diploma de Honor que otorgaba la respectiva Facultad.

Con el diploma en manos regresó a San Miguel de Tucumán e instaló una farmacia donde se practicaban "formulas magistrales" en la que era común la confección del remedio mezclando diversas proporciones de sustancias vegetales y minerales. Se comentaba que la búsqueda de ellas las hacía personalmente mediante viajes a las montañas del NOA; mientras que el negocio era atendido por su amigo e idóneo don Arturo Peters.

En el año 1929, decidido a avanzar en los estudios de la región va a vivir a Santa María (Catamarca) donde nuevamente una farmacia y crea un laboratorio para análisis de minerales. Allí estuvo hasta 1930 cuando es contactado por Lillo quien lo convoca a regresar a Tucumán para estudiar rocas, minerales y fósiles que se encontraban en el Museo de Historia Natural. Estas colecciones habían sido logradas tanto por Miguel Lillo como por el químico alemán Federico Schickendantz.

El ingreso a la Universidad Nacional de Tucumán

En noviembre de 1930 conocedor Lillo de las inquietudes de Peirano en el campo de la mineralogía, mantuvo una conversación con el Rector Julio Prebisch en la cual le comentó la necesidad de reorganizar las colecciones mineralógicas. .Ante su asentimiento le envió una nota para formalizar el pedido fundamentando que "..el señor Peirano está en la actualidad organizando y clasificando los minerales de la colección mineralógica de este Museo, trabajo que en breve tiempo estará terminado, restando únicamente la conservación de las piezas y la labor de aumentar dicha colección con ejemplares de la zona norte de la República, trabajo que podría realizar simultáneamente el Sr. Peirano".

En ese momento el jefe de la sección era Rodolfo Schreiter quien necesitó fundamentar el pedido orientando la designación como Encargado de la Sección Botánica en atención a que había quedado vacante por la muerte de Santiago Venturi que a la sazón trabajaba en el sector. El 7 de febrero de 1931 el Vicerrector Espíndola dictó la resolución mediante la cual se designa a Peirano como Encargado de la Sección Botánica con fecha anterior del 1º de diciembre de 1930 y con una retribución mensual de $ 300 "..atento a la situación financiera por que atraviesa la Universidad..".

Una situación especial que merece conocerse porque pinta el carácter de Peirano, es aquella donde reclamó se le devolviera un dinero que erróneamente le habían obligado a reintegrar a la Contaduría universitaria. En nota al Rector Prebisch le hace saber que en el mes de diciembre del año pasado había hecho el trabajo de "..terminación del catálogo e índice de la colección de minerales de dicho museo que llevé a cabo en horas extras y que en nada perturbó mis quehaceres como encargado de la sección Botánica…". Para luego informar que "..el trabajo de mineralogía era un encargo especial y no un empleo, anterior a mi nombramiento". En febrero le habían obligado a devolver $ 150 medida administrativa objetable que recién se le reintegró casi a fines de marzo , por decisión del Rector Prebisch.

En ese momento el jefe de la sección era Rodolfo Schreiter quien necesitó fundamentar el pedido orientando la designación como Encargado de la Sección Botánica en atención a que había quedado vacante por la muerte de Santiago Venturi que a la sazón trabajaba en el sector. El 7 de febrero de 1931 el Vicerrector Espíndola dictó la resolución mediante la cual se designa a Peirano como Encargado de la Sección Botánica con fecha anterior del 1º de diciembre de 1930 y con una retribución mensual de $ 300 "..atento a la situación financiera por que atraviesa la Universidad..".

Para entonces, ya contratado en el Museo por la Universidad Nacional de Tucumán, comienza su etapa geológica y minera. Danielli (1979), biógrafo y discípulo de Peirano sostiene que "Podría decirse entonces que a partir de este período es cuando el doctor Peirano define su vocación y orientación por las disciplinas geológicas y a la vez el comienzo de los estudios sistemáticos en Tucumán en el campo de la investigación".

Si bien su contrato originalmente fue para actuar como encargado de Botánica en el Museo sus inquietudes geológicas lo llevaron a realizar investigaciones de campo en Catamarca y Tucumán. Por ello y para darle un mejor encuadre es que fue nominado, en 1936, como encargado de Mineralogía. Ese año realizó dos viajes de campo a la zona de Agua de Dionisio donde obtuvo las muestras de minerales que permitieron incentivar sus inquietudes sobre la potencialidad del distrito.

En 1938 se creó el Instituto de Investigaciones Regionales de la Universidad Nacional de Tucumán en el cual Peirano fue asignado como Director del Instituto de Mineralogía y Geología. Fue ese tiempo en que intensifica sus investigaciones en el distrito minero de Aguas de Dionisio y hace su primera publicación sobre las características geológicas del mismo en sus recordados "Cuadernos de Mineralogía y Geología" que publicara en la Universidad tucumana.

La pasión minera

Entre los años 1940, 1941 y 1942, en varias oportunidades visitó el área de Agua de Dionisio completando datos y obteniendo muestras que sometió a estudio y dio comienzo a la elaboración de mapas y al trabajo que publicara entre 1944 y 1945. Fue la época en que comenzó a registrar pedimentos a nombre de parientes y amigos previendo la importancia minera del sector.

Dos momentos en la vida de Abel Peirano: el Joven farmaceútico recién egresado de la UBA (izquierda) y el hombre maduro que llevaba adelante el estudio y tramitación de Farallón Negro (derecha).

Dos momentos en la vida de Abel Peirano: el Joven farmaceútico recién egresado de la UBA (izquierda) y el hombre maduro que llevaba adelante el estudio y tramitación de Farallón Negro (derecha).

Abel Peirano: Carnet de afiliado a la Unión del Personal Civil de la Nación.

Abel Peirano: Carnet de afiliado a la Unión del Personal Civil de la Nación.

Para 1945 la Universidad administraba la Escuela de Minas en San Salvador de Jujuy la que para entonces presentaba algunos problemas de organización. Para resolverlos fue enviado Peirano en carácter de interventor. Con este cargo en junio de 1946, el entonces Rector de la UNT, Dr. Horacio Descole, lo designó al frente del Instituto de Mineralogía y Geología que la Universidad había acordado crear en la capital jujeña. Ello lo obligó a dividir su vida entre Tucumán y Jujuy para cumplir con la importante actividad que se le ofrecía de parte de la Universidad.

Como a Peirano no le gustaba dejar hilos sueltos, canceló la edición de los Cuadernos de Mineralogía y Geología. En el epígrafe del número 16 del tomo 4, decía "..Con este número terminan las publicaciones del Instituto de Mineralogía y Geología bajo la designación del epígrafe, pues dicha dependencia ha pasado a formar parte del Instituto de Geología y Minería, recientemente creado con el nombre de Departamento de Estudios Geológicos que se instalará en la ciudad de Jujuy".

Fue en la década en la que la minería brillaba en el noroeste, especialmente, en la provincia de Jujuy, luego del descubrimiento del hierro en Zapla que llevó a crecer a la recientemente creada Fabricaciones Militares con la instalación de Altos Hornos en la ciudad de Palpalá.

Para la organización del Instituto de Geología y Minería contó con el fuerte apoyo de Horacio Descole, quien le facilitó los medios necesarios para trabajar en el campo minero. Era el momento se planteaba el desarrollo del Primer Plan Quinquenal de Juan Domingo Perón y promover el quehacer minero nacional pasaba a tener relevancia.

Esta situación, sumado al apoyo que le brindaba Descole, le llevó a contratar a destacados geólogos extranjeros, como Federico Ahlfeld, Giovanni Cecioni, Renato Loss, Juan de Benedetti y una pléyade de jóvenes argentinos que, como Rogelio Bellmann, Celestino Danieli, Juan Carlos Porto, Enrique Alabí, Luis de la Fuente, Gregorio de la Puente, Alejandro de Nevestine, Carlos Córdoba, Rodolfo Forster, Wilfredo Lyons, Saturnino Iglesias decidieron acompañar la patriada de Peirano y se abocaron a estudiar diferentes aspectos de la geología regional y la minería del noroeste argentino.

Mientras algunos de los profesionales del Instituto se involucraron en la investigación del hierro de las Sierras Subandinas, otros lo hicieron sobre diferentes yacimientos de las provincias norteñas. Peirano, que no podía quedarse quieto, una vez en marcha el Instituto volvió sobres sus pasos: trabajar con más detalle en el distrito de Aguas de Dionisio donde, años ha, descubrió que el valor metálico contenido en la veta de Farallón Negro bien merecía profundizar su estudio.

Esto ocurrió a partir de junio de 1948, que luego de revisar la zona vuelve a Tucumán a entusiasmar al Rector Descole para le permitiera avanzar en la exploración del distrito. Descole tenía una alta estima profesional de Peirano, motivo por el cual no titubeó en aceptar la idea de trabajar en la región de Catamarca y brindarle el apoyo financiero que requería.

A partir de este momento comienza a tomar cuerpo la historia de Farallón Negro y esto es lo que sigue a continuación.


2) Expte 35/P/930. Orden de pago 191.